«¿Cuál es el verdadero nivel de conciencia de la colectividad en América Latina? ¿Te atreves a descubrirlo y explorar dónde nos encontramos realmente? El siguiente análisis podría cambiar tu vida y la del mundo.»
El mapa de la conciencia de David Hawkins ofrece un marco profundo para analizar los niveles de conciencia de individuos y colectividades, enfocándose en la energía y vibración que diferentes estados emocionales y mentales generan. Este mapa distingue entre dos fuerzas fundamentales: la fuerza (atractores débiles) y el poder (atractores poderosos).
Cuando hablamos de la fuerza, nos referimos a los estados de conciencia que vibran por debajo de 200, como la vergüenza, culpa, apatía, pena, miedo, deseo, enojo y orgullo. Estos son estados que drenan energía, limitan el potencial humano y están asociados con debilidad, conflicto y sufrimiento.
Por otro lado, el poder está representado por los niveles de conciencia que vibran por encima de 200, como el coraje, neutralidad, aceptación, razón, amor, alegría, paz e iluminación. Estos estados elevan la energía, promueven la transformación positiva y generan prosperidad y bienestar.
Análisis de América Latina basado en el mapa de la conciencia
Según los datos y análisis que mencionas, si observamos a la colectividad de América Latina bajo esta óptica, podemos estimar lo siguiente:
Generalidad del nivel de conciencia en América Latina:
De acuerdo con los estudios de Hawkins, un 85% de la población mundial calibra por debajo de 200, lo que indica que la gran mayoría de las personas están atrapadas en estados de conciencia debilitantes como el miedo, enojo y orgullo.
En América Latina, este panorama se podría reflejar con un 97% de la población en estados de debilidad, lo cual sugiere una predominancia de condiciones de miseria, calamidad, problemas estructurales y baja capacidad para generar cambios profundos a nivel colectivo.
Poder vs. Fuerza en América Latina:
En comparación con el promedio global (207), la conciencia colectiva de América Latina podría estar calibrando muy por debajo de ese nivel, manteniéndose alrededor de los 100-150, lo cual refuerza un enfoque más basado en la supervivencia, el miedo, y el orgullo.
Sin embargo, un pequeño porcentaje, 3%, estaría operando desde los niveles de coraje y poder (por encima de 200). Este grupo, aunque reducido, es el que impulsa la transformación, la resiliencia y el progreso social. Estas personas, al operar desde un nivel superior, tienen el potencial de influir positivamente en el colectivo, aunque sea de manera lenta.
Diferenciación entre la élite consciente y las masas:
Si bien el nivel promedio mundial de conciencia es de 207, este es un promedio global que se eleva gracias a un pequeño número de personas que vibran en niveles más altos de conciencia. Solo 4% de la población mundial calibra a 500 o más, lo que corresponde a niveles como el amor incondicional, la alegría y la paz.
«En América Latina, podemos inferir que, lamentablemente, la mayoría de los líderes políticos no calibra por encima de 200, lo que significa que operan desde niveles de fuerza y división, en lugar de poder y unificación. A excepción de raras figuras extraordinarias como Jesús, Gandhi o Mandela, los líderes políticos en general vibran en estados de conciencia debilitantes. Sin embargo, fuera de la esfera política, existen algunos líderes sociales, empresarios conscientes y personas influyentes que, aunque son pocos, vibran en niveles superiores y tienen el potencial de impactar positivamente al colectivo.»
La responsabilidad del liderazgo consciente:
Las cifras también muestran que 0.4% de la población mundial calibra en 540 (nivel de paz y amor), lo que sería equivalente a una de cada 10 millones de personas alcanzando los 600 o más, donde se experimenta la iluminación.
En el contexto latinoamericano, esto sugiere que son muy pocos los individuos que alcanzan estos niveles de alta conciencia, pero su influencia es crucial para guiar el cambio colectivo. Estas personas no solo transforman sus propias vidas, sino que su energía afecta a millones, especialmente en regiones donde la conciencia colectiva es baja.
América Latina, como muchas regiones del mundo, se enfrenta al reto de superar los atractores débiles, aquellos que perpetúan el sufrimiento y la limitación. Con un 97% de la población operando desde niveles de conciencia debilitantes como el miedo y el orgullo, es vital que se fortalezcan las iniciativas que promuevan el coraje, la aceptación y el amor. Aunque solo una pequeña porción de la población está calibrando en niveles elevados, este grupo tiene el poder de elevar la vibración del continente, impulsando una verdadera transformación.
«La transformación colectiva comienza con la expansión individual de la conciencia. Al elevar nuestra vibración desde el coraje hacia el amor, podemos romper las cadenas de la fuerza y convertirnos en poderosos agentes de cambio. El futuro de América Latina depende de nuestra capacidad para trascender el miedo y abrazar el poder del ser.»
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Orlando Miguel
Embajador Sagrado de Paz
Autor del libro: La Otra dirección